La ciencia cada vez mas cerca de la filosofía oriental.


¿Cuándo fue la última vez que se le vió la cara a dios y se olvidó de todo, incluso de sí mismo? ¿Quizás practicando deporte, o sexo, bailando, nadando, viendo una película o escuchando música? Esta semana hemos leído que los investigadores Rafael Malach e Ilan Goldberg, del Instituto Weizmann de Ciencias, han llegado a la conclusión de que la función de autopercepción de nuestro cerebro se apaga durante este tipo de tareas sensoriales intensas. En concreto, las sensaciones activan la corteza sensorial y estructuras relacionadas, mientras que la introspección -observación interior de los propios actos o estados de ánimo o de conciencia- pone en marcha la corteza prefrontal, una zona bien diferenciada que se bloquea cuando la estimulación sensorial es lo suficientemente fuerte, según muestran los escáneres.

De todos modos, los investigadores confiesan que el hallazgo no les ha sorprendido demasiado.
“Las filosofías orientales, como las enseñanzas Zen, siempre han hecho énfasis en la necesidad de entrar en un estado mental de meditación para percibir la esencia de la realidad, aseguran. Curiosamente hace unos días que Maura Paul-Labrador, del Centro Médico Cedars-Sinai de Los Angeles, hacía públicos los resultados de un estudio según el cual la meditación trascendental ayuda a reducir la presión arterial y tratar otras dolencias que pueden dañar al corazón."

VIA :SOPA DE CIENCIAS
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http://www.neuron.org/content/article/abstract?uid=PIIS0896627306002121&highlight=goldberg

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