La atención plena. Meditación Vipassana

Podríamos decir que la atención plena es la conciencia clara de lo que ocurre instante tras instante, una conciencia que constituye el punto de partida y el principal ingrediente del remedio ofrecido por el Buda para alcanzar el despertar.
Cuando prestemos atención a nuestra vida ,a cómo es nuestra vida, realmente, nos sorprenderá constatar la gran cantidad de tiempo en que vivimos con nuestro "piloto automático puesto", en somnolencia e inconsciencia, sin percatarnos de lo que hacemos y siendo completamente indiferentes a lo que ocurre a nuestro alrededor.

Imagina esta situación cotidiana:estás manejando tu auto, llegas a destino pero no recuerdas nada de lo que estuviste pensando, viendo, escuchando y lo más sorprendente, haciendo, durante todo el trayecto.
Mientras manejabas y esquivabas autos, frenabas y buscabas un lugar para estacionar, escuchabas la radio y pensabas a la vez en la discusión que tuviste con tu pareja ,en el maltrato de tu jefe y en tu padre que está enfermo.

Si pudiéramos darnos cuenta la cantidad de cosas que llevamos a cabo en un estado de distracción total como el ejemplo descripto, seríamos capaces de ponderar el efecto entorpecedor que la inseguridad, la falta de atención y el miedo tienen en nuestra vida.

Una acción que en la superficie puede tener un sentido o un fin , puede estar siendo boicoteada por nuestros pensamientos en lo profundo de nuestra mente.
La atención plena cumple tres funciones diferentes. En primer lugar se trata de darse cuenta claramente de lo que está ocurriendo en el momento presente, es decir observar y experimentar sin reaccionar. Seremos capaces entonces de darnos cuenta de todo lo que está presente y de abrirnos a cada experiencia, sin juzgarla, sin identificarnos con ella y sin rechazarla. la atención plena nos permite, percibir directamente los datos sensoriales sin analizarlos , compararlos o interpretarlos a través del tamiz de los miedos del pasado y los deseos del futuro, comprendiendo entonces las leyes que gobiernan nuestro cuerpo, nuestro corazón y nuestra mente.
La segunda de las funciones con las que cumple la atención plena es que estabiliza, sosiega y fortalece nuestra mente y la capacita para investigar directamente la naturaleza de la vida. Cuando es lo suficientemente intensa la atención plena actúa como un punto de referencia y protección que impide que nos quedemos atrapados en las circunstancias fluctuantes de la vida, sirviéndonos entonces tanto en el amor, en la música, el tenis y toda actividad humana.

La tercera función de la atención plena es la de equilibrar la mente. Si estamos plenamente atentos en el mismo instante en que nos veamos asaltados por el miedo, la confusión, el apego o en los casos más conmovedores, por los peores sufrimientos, siempre podremos valorar con detalle cuál es nuestra situación y siempre podremos recuperar rápidamente nuestro equilibrio. No importa lo prolongada o compleja sea una experiencia porque un memento de atención plena bastará para permitirnos recuperar el equilibrio interior.


Queda claro entonces que la atención plena no permite reaccionar mecánicamente a la mente, no es un proceso fácil, ni inmediato pero a medida que descubrimos la forma de sosegar la mente tanto como la de advertir y observar su estado , el equilibrio regresa.
Con el fin de experimentar el incesante flujo de pensamientos que condicionan nuestra vida publicaré en el próximo post un ejercicio para poder tomar conciencia de esta esclavitud silenciosa de la que somos víctimas y victimarios.

Adriana Paoletta

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